La semana pasada completamos el álbum Panini. ¿El nivel de emoción para un niño de seis años? Indescriptible. Para él, Perú ya había ganado el mundial. Fueron dos meses de negociaciones y aprendizaje impensables; y es que me dediqué a sacarle el jugo a Panini.
Arrancó el partido con la compra del primer álbum de la vida del niño. Tapa blanda. Nunca he sido fan del fútbol y en la vida iba a gastar 25 soles por un álbum de figuritas. Tiro libre: primer (y único paquetón). 5 figuritas por sobre y 104 sobres. Mientras alistaba mi goma UHU me di cuenta que hace años las figuritas son stickers y ya no hay nada que pegar; solo despegar. Táctica aplicada: cada momento, un aprendizaje. No era tan fácil para unas manitas pequeñas despegar cada autoadhesivo, pero después de 520 despegadas y pegadas dentro del recuadro correspondiente te vuelves un crack.
Primer gol: motricidad fina fortalecida. Me llené de argumentos y analogías útiles para momentos de repechaje: “agarra el lápiz con la misma atención con la que pegas tus figuritas”. Se dibujaba una sonrisa y ganábamos tiempo. Tarjeta amarilla: las centenas de los jugadores nos complicaban la llegada a la meta. Nos dimos cuenta que el número trescientos cuatrocientos ocho no existía.
Segundo gol: las decenas y centenas. Después de varias semanas entre páginas y cifras, fuimos y regresamos del cuarenta y tres al seiscientos noventa y dos sin mayor problema. Hat-trick: el niño estaba a punto de recibir el balón del partido por su indiscutible memoria visual. Una capacidad de relacionamiento numérico-facial insuperable. Increíble jugada. Mientras yo seguía siendo incapaz de pronunciar los apellidos de los jugadores rusos; él ya podía describir la expresión facial que había puesto Messi mientras le tomaban la foto para el álbum. ¿En qué parte del Perú estaba Nueva Zelanda?
Tercer gol: la geografía. Con globo terráqueo en mano fuimos repasando la ubicación de los países y los continentes. ¿Por qué hay países tan pequeños y otros tan grandes? ¿Cómo se llega a Serbia? ¿Qué idioma hablan en Sweden? ¿Sweden? Y nos dimos cuenta que los nombres de los países estaban en inglés.
Cuarto gol: los idiomas. ¡Qué tal profe! Penal en contra: suficientes figuritas compradas, ahora a intercambiar. A esa edad la nobleza es tal que si ves a un amigo que no tiene las figuritas que tú sí; eres capaz de regalar todas tus repetidas. Entre yalas y nolas aprendimos a tranzar.
Quinto gol: el mercado. Aprendimos que no todas las figuritas tienen el mismo valor y que el uno por uno no es regla de oro. Tarjeta roja: por el afán de intercambiar perdimos jugadores en el camino. Lección aprendida: hay que saber llevarlos a lugares estratégicos y estar pendientes de ellos en los momentos adecuados. Entrenamiento y disciplina. No siempre la cartera de la mamá es el lugar más seguro.
Sexto gol: la historia. Descubrimos la sección inédita de las leyendas; a Pelé y Klose. Nos imaginamos historias sobre las leyendas jugando en Rusia con muletas. Nos jugamos un partidazo. Ahora solo queda que Perú lo deje todo en la cancha. Año histórico que nunca olvidará.
¡Arriba Perú!